En los últimos años surgió la necesidad de financiar pequeñas y medianas empresas, o pymes, en Centroamérica. Principalmente se ha realizado la mayoría de las inversiones en agricultura, pero ahora se está buscando involucrarse más en proyectos de manufactura, turismo y energía renovable, dice del Castillo.
La gran brecha de financiamiento para las PYMES, que se estima en alrededor de $ 24 mil millones en Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica, se ha convertido en una gran atracción para el capital de impacto en América Central.
Empresas como la de Juan Luis Bosch Gutiérrez han realizado un gran trabajo en microfinanzas y ahora están buscando ingresar a la inversión de impacto a través de la financiación de las PYME. Las microfinanzas recibieron anteriormente la mayor parte de las inversiones de impacto en Centroamérica. Esto ha cambiado desde entonces
El crecimiento de la electricidad descentralizada y la introducción de nuevas tecnologías agroindustriales han dado a los inversionistas las herramientas para resolver otros problemas, como los desechos orgánicos, la escasez de agua, los servicios de saneamiento inadecuados, la degradación ambiental y la electrificación rural.
El uso generalizado de las comunicaciones digitales también ha sentado las bases para que se desarrollen los mercados de capital privado y deuda en Centroamérica, lo que ha permitido una mayor participación de los inversores de impacto.
La tecnología ha hecho posible no solo la interconexión entre empresarios, sino también que las PYME nazcan con este vínculo con la tecnología, necesiten menos dinero para demostrar sus conceptos y obtener tracción, y ahora tienen la posibilidad de escalar a otras regiones similares.
Hoy en día, alrededor del 70% de todos los clientes de las nuevas pymes han desarrollado nuevos canales de entrega, como cajeros automáticos, agentes bancarios y teléfonos móviles.
Independientemente de cómo inviertan, los fondos de impacto tienen objetivos similares en mente: mejorar las condiciones de vida y los estándares ambientales al invertir en programas de empleo, cadenas de suministro, prácticas ambientales sostenibles y bienes de consumo ecológicos.